jueves, 11 de noviembre de 2010

HJM Brasero Eléctrico

Mucha precaución con estos braseros
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El invierno no ha llegado todavía, pero ya hace frio, y con las temperaturas, el uso de estos braseros eléctricos se hace casi imprescindible en viviendas donde no hay calefacción y por supuesto, hace frio.

 
Como sabéis, este aparato se suele poner en la mesa camilla del comedor. Su efecto es inmediato, calienta por igual la zona interior de la mesa y evita que pases frio cuando estás viendo la tele, descansando o hablando con tus amigos en una tarde de invierno.

SU FUNCIONAMIENTO

Su funcionamiento es muy básico y sencillo. Este brasero va provisto de un pequeño termostato regulable. Por cierto, este termostato se regula por mediación de una ruleta en la parte central superior, creo que en la imagen que acompaña esta opinión se ve detalladamente.

Una vez instalado en el soporte de la mesa camilla, solo tendremos que enchufarlo a la red eléctrica, este brasero se pondrá a funcionar.

Si accionamos su termostato al máximo, sus resistencias de calor casi no se desconectarán y por supuesto, crearan un ambiente algo caluroso. Si lo ponemos al mínimo, su termostato desconectará más frecuentemente. Lo mejor es ponerlo a la mitad de potencia, que por cierto es de 600W.

MI EXPERIENCIA CON ESTE BRASERO ELECTRICO

Según mi experiencia con este tipo de aparatos, lo primero que os aconsejaría a la hora de utilizarlos, es tener mucha precaución. Es indudable que los braseros, ya sean eléctricos o de brasas, son muy peligrosos, sobre todo cuando están conectados e instalados en una mesa camilla. Es muy sencillo y a su vez muy fácil que en un descuido, se le pegue fuego a la mesa o mantel. No quiere decir esto que todos los días estén ardiendo casas a consecuencia de estos braseros, pero si os digo que ni será la primera ni la última vez. Por lo tanto, toda precaución es poca. Os recuerdo que en invierno es una de las principales causas de incendios en las viviendas, y sobre todo en personas mayores.

También es muy fácil que se quede encendido. Al llevar un termostato, no nos damos cuenta que está conectado, y lógicamente, se puede quedar encendido en cualquier descuido. Por lo tanto, mucho ojo en este sentido. Yo recomendaría conectarlo en sitios muy visibles y de paso, así será difícil que se quede conectado por cualquier descuido.

Y la tercera parte que no me gusta es el consumo. Estos braseros tienen un consumo un poco excesivo. Teniendo en cuenta que solo calienta una zona puntual de la casa, su consumo está desfasado totalmente. No obstante, su termostato hace un poco más llevadera la factura, pero os advierto que la factura a final de mes puede subir bastante si abusamos de este brasero.

En contra de todos estos inconvenientes, os cometo que estos braseros eléctricos son muy limpios. No atrae suciedad, y lógicamente, es muy fácil de limpiar.

Pero tengo otro detalle que no me gusta de este brasero. Recuerdo claramente que cuando lo compré, llevaba un cable de toma de corriente excesivamente corto. No entiendo como estos braseros pueden o llevan el cable tan corto. Tuve que poner una alargadera para poder llegar a la toma de corriente.

SU PRECIO

Cuando yo lo compré me costó 25 euros. En la actualidad no se cuanto puede costar, supongo que como todas las cosas, algo habrá subido.

CONCLUSION


Si habéis leído esta opinión en su totalidad, os habréis dado cuenta que yo le veo más inconvenientes que otra cosa. No obstante, esto no quiere decir que no de un buen resultado.

Ojo este invierno con este tipo de braseros, pueden ser muy peligrosos.

2 comentarios:

  1. Lo iva a comprar... pero con tanto temor que le pones al mensaje... creo que con una manta me basta!

    Gracias y saludos! xD

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  2. Cuanta paranoia.

    Y los coches, y las instalaciones de gas ciudad, y las bombonas de butano, y cualquier electrodoméstico mal mantenido ó mal utilizado, causan accidentes.

    El peligro está en el mal uso o mantenimiento que las personas hacen de ellos.

    En mi casa tengo calefacción central, y aún así tengo dos braseros eléctricos, uno en el salón y otro en la cocina. En 40 años, jamás ha habido un incidente, ni en mi casa ni en la de mis conocidos. Tenemos suficiente sentido común como para tener precaución con las faldillas y para saber que debemos apagarlos cuando no los usemos.

    Con ese calorcito suave, inmediato y local que proporcionan, me parece indiscutiblemente el más agradable de todos los métodos de calefacción. Imprescindible. Jamás renunciaré a ellos. Es tan agradable que me hacen desear que llegue el invierno.

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